Lo que no muchos creían posible nuevamente, finalmente sucedió:
Meshuggah
volvió a Argentina, aprovechando su paso por el RockOut Fest, a
llevarse a cabo en el país trasandino el día de mañana, 3 de septiembre.
Esta mínima gira sudamericana solo comprendió una fecha en Argentina,
una en Chile y otra en Brasil, siendo Argentina su primera parada. Los
suecos oriundos de Umeå no vinieron a presentar disco alguno, por lo que
literalmente tiraron toda la carne al asador. Distinto a su debut
argentino en noviembre de 2013, cuando presentaron
"Koloss" en el marco del Ophidian Trek, gira promocional del disco en cuestión. Queríamos
Meshuggah? Tuvimos
Meshuggah.
Media hora después de las ocho, y ante un Groove a pleno pero para nada atiborrado de metaleros, subieron a escena los locales
M28.
Los chicos, oriundos de La Plata, amenizaron la velada durante un lapso
de media hora, ejecutando temas de su propia autoría. En lo personal,
si bien los había oído nombrar, jamás los escuché ni mucho menos degusté
en vivo. Y me dejaron helado. No tanto por su propuesta, la cual es más
que interesante (djentazos y breakdowns por montones, voz podrida al
mejor estilo Anselmo de
Pantera, tappings de guitarra
que descolocan al escucha en medio de riffs brutales, todo con un sonido
imponente) sino por la calidad musical de sus integrantes,
principalmente la del baterista Federico Mele (ex-
Frater)
y la del guitarrista Rod Zamora, sin desmerecer la de sus otros pares
en voz y bajo, quienes dejaron todo en la cancha. La banda planea editar
inminentemente su segundo LP. Después del despliegue de anoche, se lo
espera con ganas.
TRRRT TRRRT TRRRT...Dos
minutos antes de las nueve y media de la noche, las luces del recinto
palermitano se despidieron hasta nuevo aviso, dándole lugar a una sirena
de bomberos, como la de Claromecó cuando se incendia el "vivero" y a la
cual responden los voluntarios del lugar, a la cual se le sumó otra
sirena, de esas que advierten en caso de holocausto nuclear. Ambas
sirenas sonando al mismo tiempo, a un tempo sumamente ralentizado pero a
todo volumen, generaron el clima perfecto para recibir a los suecos,
quienes acudieron al escenario a la tercera llamada de las sirenas.
Aquel posible colapso nuclear, anunciado por la intro a pura sirena,
inevitablemente se concretó de la mano de
"Perpetual Black Second",
primer tema del set. Los presentes no nos convertimos en zombies que
merodean en busca de piel y cerebros. Las secuelas del estallido fueron
prevenidas por el bajista Dick Lövgren, los guitarristas Mårten Hagström
y Fredrik Thordendal, el baterista Tomas Haake y el frontman Jens
Kidman, quienes no solo son músicos; no solo son artistas sino que son
científicos nucleares en lo suyo. Incluso me animo a decir que son
humanoides. O extraterrestres con sede en Suecia. La perfección con la
que se desenvuelven estos tipos no es normal. Todo está friamente
calculado. Todo es matemático. Y sin grandes herramientas, a excepción
de las clásicas guitarras de ocho cuerdas de Hagström y Thordendal.
Incluso el set de batería de Haake cuenta con un solo tom. Cómo hace? No
se sabe. Pero lo hace. Al arranque, le sucedieron
"obZen";
"Swarm" y
"The Hurt That Finds You First". Acto seguido,
Meshuggah sorprendió con
"Stengah", uno de sus temas más queridos y solicitados, sin contar
"Bleed",
que llegó un poco después. Entre tema y tema, la banda se comunicó con
el público presente solo con miradas y gestos. Tema por medio, se le
escapaba un "thank you" a Jens Kidman, pero nada más que eso. El
frontman es parco pero generoso y agradecido al mismo tiempo, cual
uruguayo convidando su mate. Sin grandes palabras o speechs emocionantes
hasta las lágrimas, los suecos se supieron ganar al público argento,
más que nada a base de un sonido pocas veces percibido en el recinto de
turno y de tanta perfección en sus composiciones. Antes del infaltable
"Bleed",
Kidman preguntó si estábamos listos. Si bien todos respondimos que sí,
no muchos estuvieron a la altura. Era voltear y ver caras de sorpresa,
mandíbulas por el piso, ojos empapados en lágrimas. Y eso que nos
preguntaron si estábamos listos. Pudimos descansar un poco cuando sonó
"Mind's Mirrors", a modo de intro de la bifecta
"In Death - Is Life" e
"In Death - Is Death", donde las pelucas de varios fueron desprendidas de sus cabezas. El final, inevitable, llegó de la mano de
"Dancers To A Discordant System",
siendo así el último tema del set, de poco más de hora y media de
duración y compuesto por catorce temas, sin contar el interludio
"Mind's Mirrors", siendo cuatro los pertenecientes a
"Koloss", cuatro también a
"obZen", tres a
"Nothing", dos a
"Catch Thirtythree" y uno al caótico
"Chaosphere".
Muchos deseaban que el show nunca termine. Me incluyo. La perfección,
el sonido, la prestancia y la lista de temas, entre otros detalles,
hicieron de esta segunda visita de
Meshuggah un momento
único en su especie. Sin ir más lejos, el show de anoche rankea
tranquilamente en mi Top 3 de recitales vividos a lo largo y ancho de
veintidos años de asistencia ininterrumpida. El próximo 7 de octubre,
sale a la luz
"The Violent Sleep Of Reason", lo nuevo de los de
Umeå, su primer registro de estudio grabado en vivo, todos juntos como
banda y no por separado. Ojalá no pasen otros tres años para degustar
tamaña performance.
Setlist:
01. Perpetual Black Second
02. obZen
03. Swarm
04. The Hurt That Finds You First
05. Stengah
06. Lethargica
07. Do Not Look Down
08. Bleed
09. Mind's Mirrors
10. In Death - Is Life
11. In Death - Is Death
12. Straws Pulled At Random
13. New Millennium Cyanide Christ
14. Demiurge
15. Dancers To A Discordant System